domingo, 9 de noviembre de 2008

El jardín de Sarah (Palin)

Hace un montón de años, a inicios de los 80, leí un libro que me impresionó mucho; su autor, Jerzy Kosinski y su título, Desde el jardín. Sobre él se hizo una película, que vi y que, como suele pasar con otras novelas llevadas al cine, no me gustó tanto. La historia era tremenda: en una vieja mansión neoyorkina viven un anciano de posición acomodada y, con él, Chauncey, un hombre ya de edad madura que (según recuerdo vagamente) o nació en la casa o vivió en ella desde la más tierna infancia. Chauncey se encargaba del jardín, padecía algún tipo de discapacidad de carácter intelectual que le llevaba al retraimiento y a una especie de temor exagerado al mundo exterior a la casa en la que vivía -y de la que jamás había salido en todos los años de su vida- y lo único que conocía y de lo que sabía era de sus plantas, árboles, flores... y de la televisión, que pasaba horas y horas viendo en la soledad de su habitación. Por lo demás, es completamente analfabeto. El caso es que el anciano muere y su jardinero se ve en la necesidad de salir fuera de la casa. Aprovecha los trajes de su patrón y algunas de las cosas de la magnífica vivienda y sale al mundo; al hacerlo tiene un accidente y por este azar conoce a un matrimonio de la élite sociopolítica; ellos se ven impresionados por la presencia y palabras de él (de estilo televisivo en las que sólo emplea símiles de tema botánico) y, como una cosa lleva a la otra, este matrimonio lo pone en contacto con las altas esferas de la vida política de EEUU impresionando, una vez más, a toda la audiencia. Tanto es así que Chauncey (Gardiner) se ve aupado, desde el autismo de su jardín y televisión, a las más altas esferas de la vida política de su país.

La historia puede resultar más o menos verosímil, más o menos aterradora, más o menos... pero después de 8 años y dos legislaturas de mandato del electo George W. Bush (que entre otras cosas anda justo de muchas elementales luces), no resulta tan de Marte.

Los que lo hicieron son imbéciles
"Los que lo hicieron son imbéciles, obraron con crueldad e intentan conseguir una noticia sacando algo de contexto", dice Sarah Palin quejándose porque los asesores de McCainn han desvelado que la señora candidata a la vicepresidencia del gobierno de su país pensaba que África era un país y no un continente. En fin: ella, que desde el jardín de su casa de Alaska, con sus líkenes, arbustos y abetos congelados, la señora gobernadora y ex reina de la belleza de algún estado, "veía Rusia" y en ello fundamentó sus conocimientos sobre política exterior. Ole con ole y un plato de caracoles (o como la relidad supera a la ficción).

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