¿Qué sentiría el actual presidente de EEUU en la noche del martes, cuando ya se sabía del triunfo de Obama y una multitud se agolpó en los alredores de la Casa Blanca diciendo cosas como "Mejor vete ya" o "Total, para lo que te queda, dimite"?
Hoy, Juan Luis Cebrían ha dicho en El País "La victoria de Barack Hussein Obama en las elecciones presidenciales de Estados Unidos ha de poner punto final a uno de los periodos más tenebrosos de la historia del mundo, en donde la gobernación de los necios, cuando no la de los canallas, se ha impuesto por doquier."
El legado de Bush o no tiene desperdicio o es un buen montón de basura: bajo su mandato su país se ha empobrecido de manera notable, se han producido desmanes imposibles -auténticas estafas- en el sector financiero estadounidense con métodos más propios de la rapiña de los asaltadores y forajidos de de aquellas "ciudades sin ley" de la lejana fiebre del oro, ha descendido el presupuesto destinado a asuntos sociales (de manera que los pobres son más pobres en un momento en el que muchos que antes no lo eran, han empezado a serlo), ha arrastrado al mundo (entero) a una grave crisis económica, se ha embarcado en campañas bélicas -que suponen un impresionante endeudamiento para Estados Unidos, factor que agrava aún más la crisis- que han implicado una gran cantidad de muertos y de sufrimiento para los países en los que se desarrollan y también para USA y para las clases sociales más desfavorecidas de ese país (que son la fuente principal de los efectivos humanos que acuden a la guerra), se han perturbado seriamente las relaciones de Estados Unidos con un montón de países, se han desoído los problemas que se plantean por la falta de cuidado al medio ambiente y es casi mejor no hablar del lugar en el que -precisamente ese país- ha dejado a los derechos humanos pretendiendo instaurar la tortura como método con validez legal...
En fin: que el resultado de la gestión gubernamental de Bush (y sus neocons sin complejos) sea TAN MALO, TAN MALO, TAN MALO es difícil atribuirlo sólo a la ignorancia -ya sabida, Bush y sus bushismos- de sus protagonistas. Es lo malo de poner como encargado de una cacharrería a un elefante con pocas luces. No sabemos si con buena fe.
Vuelvo a la pregunta con que empezaba ¿Qué pensaría o sentiría Bush la noche del martes al escuchar y saber que tantos le abucheaban, que había tantas fiestas que celebraban la victoria de Obama, que es el presidente peor valorado de la historia de USA?
En la SER hicieron una campaña para promocionar su cobertura de las elecciones con inserciones como "Según una ley de Dakota, es ilegal montar un caballo feo por la calle. Para entender las elecciones de Estados Unidos, es necesario entender antes a Estados Unidos". Es un país raro; con hechos tremendamente admirables (inicios de la democracia, declaración de los derechos del hombre...), un fervor religioso desmedido, una afición por las armas que da miedo, y con sombras tan lamentables y terribles como el jalón de los hechos ocurridos durante el periodo del gobierno actual de ese país.
Obama, que en su mensaje guarda las esencias de los más admirables logros americanos, lo tiene muy difícil: es sólo un hombre; será más o menos capaz y sus discursos más o menos hermosos, pero tiene muchos frentes abiertos y ninguno de ellos es poca cosa. En cualquier caso es un momento de esperanza: vamos a ver qué podemos cambiar; qué es capaz de cambiar. Yes, we can.
Cebrián se acuerda en su artículo del famoso "trío de las Azores" (y de su insigne anfitrión entonces presidente de la república portuguesa y hoy líder de la CEE). Qué gran vergüenza fue todo aquello, qué grande, qué lamentable.
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